El hombre detrás de una de las nueve máscaras se llamaba Paul Dedrick Gray.
Solía tocar el bajo en Slipknot, una de las agrupaciones más notables de la explosión de Metal surgida a fines de los 90's. Hoy, 24 del 05 del 2010, ha dejado este mundo desesperanzado; y del modo en que lo suelen hacer los enigmáticos y grandes del Rock. Lo han encontrado muerto en un hotel, probablemente producto de una sobredosis de droga o fármacos.
El bajista enmascarado nunca brilló por ser particularmente virtuoso o creativo. El sólo marcaba el ritmo de la bomba que es Slipknot, en donde con mayor propiedad brillan las tremendas baterías de Joey Jordison y el carisma de Corey Taylor, el vocalista.
La música no pierde hoy a un artísta demasiado iluminado, Paul nunca fue ídolo. Pero estuvo allí.
Sus dedos tensando las cuerdas de un bajo que a ratos sonaba demasiado distorsionado como para distinguirse claramente entre las guitarras y todo lo demás. Ellos, él, estaban allí. Estaban para esos momentos en que uno necesita escapar un rato de la rutina y las presiones. Esos en que uno desea colocarse la máscara y gritar más fuerte, meter más ruido, mostrarle al mundo sonriente e hipócrita la máscara más tenebrosa que se le pueda ocurrir a una mente retorcida y consciente.
Siento mucho su partida. No le pude retribuir toda la fuerza que me entregó cantando sus canciones en vivo, moviendo la cabeza al ritmo de su bajo, raspando hasta la irritación mi garganta al verlo pisar algún escenario nacional. No pude y ya está.
A pesar de la tragedia, la música tiene algo verdaderamente hermoso; trasciende y perdura en el tiempo. Me acompañará hasta el día mi muerte, y eso es un regalo.
Un verdadero regalo.
Paul Gray ayudó a crear algunos de los temas más lúgubres, pasionales y desgarradores que he escuchado. Y es que luego de la violencia y la brutalidad de la generalidad de los temas de Slipknot, hay un trio de baladas esquizofrénicas que me han acompañado en momentos de dolor y congoja. Circle, Vermilion y Snuff. En ellas mis emociones, mis recuerdos, mis añoranzas y sus dedos marcando el ritmo de parte de la banda sonora de mi vida.
El hombre tras la máscara hoy vivirá más. Ya es un ícono, esta noche él y yo somos eternos ... y seremos olvidados ... when all hope is gone.
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